(Archivo de la Fundación Benectidina de Lazkao), Lazkao, Gipuzkoa, País Vasco.
Ellos, el enemigo, una impureza, tóxico o veneno que hace peligrar el cuerpo del nosotros. Por las noches, cuando nadie camina a través de los senderos del enorme parque. Durante imperceptibles fragmentos de tiempo. En muy escasas ocasiones, también al alba. Desde la profundidad de las fauces de los inmóbiles canes de piedra que custodian una de las puertas de entrada al Palacio del Aiete, sale un apestoso murmullo pronunciando aquéllas palabras. Su oscura advertencia nos recuerda que sólo a través de la degradación de los seres se generan las condiciones para su aniquilamiento:
"La degradación de criaturas humanas singulares en seres casuales - casualmente golpea y por ello puede sustituir a cualquier otro o bien a todos - es, en realidad, a estas alturas, una característica decisiva de la forma actual de la destrucción humana (...) Inermes, compartimos un estatus de indiferenciación que nos convierte, a cualquiera de nosotros, en un blanco perfecto."
Adriana Cavarero, Horrorismo. Nombrando la violencia contemporánea, 2009.
Un lujo en la vida: el Padre Juan José Agirre, creador y director del archivo, me da la bienvenida.
Abajo, Juan José comparte con los visitantes un libro de central protagonismo conceptual en mi obra para Tratado de Paz. Se trata de una publicación original de 1566, cuyo autor es Pedacio Dioscorides Anazarbeo, una investigación cuyo título es "Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos". Durante mi primer visita al archivo, en 2015, Juan José me lo mostró sin saber que mi obra estaría focalizada en los efectos mortíferos de los agrotóxicos al interior del modelo de agricultura industrial hegemónico en Argentina. En el libro se pueden ver en algunas páginas unas tachaduras realizadas a mano, con tinta negra. Su apariencia es muy semejante a las tachaduras de los documentos desclasificados de la CIA. La Inquisición de la Iglesia Católica Española había tachado los efectos alucinógenos y afrodisíacos de algunas plantas. Cuando se lo conté a Pedro G. Romero, no tuvimos dudas: en esa negrura se alojaban algunas de las raíces del extractivismo contemporáneo, especialmente aquéllas que dan sustento a la idea de que es preciso exterminar a todo aquél organismo vivo que se oponga a los objetivos del programa productivo.
Arriba, de izquierda a derecha: Miren Barandiaran, Eduardo Molinari, Oier Etxeberria, Miren Larrañaga, Pedro G. Romero, Juan José Agirre. Abajo: detalles de las imágenes del Archivo Caminante en el armario ubicado en este punto del recorrido.
Fotos: DocAC/2016.
